viernes, marzo 09, 2012

Fuerzas



Algo paso. Resulta que los últimos meses antes de que me operaran, tuve unas ganas enormes, indescriptibles, terribles y casi incontrolables de tener un bebé. Creo que mucho tenía que ver que estaba completamente endiosada por el innombrable. Todos los días me despertaba con esa idea. En ese momento el innombrable casi que dijo que sí,. Obviamente no fue más que una más de sus mentiras. Ahora que están pasando los días, sin él en la película de mi vida, al menos las ganas locas de tener un bebé se me fueron, no sé a donde. 
Claro que pienso que algún día (aunque no puedo tardarme tanto por cuestiones de salud) quisiera tener uno aunque fuera, pero teniendo uno, no me gustaría que estuviera sólo en el mundo y quisiera un segundo bebé. Todo esto no son más que ideas, me pregunto en verdad si alguna vez tendré uno? 
Con todo lo que experimente con mi cirugía, nada más de imaginármelo, siento así como si se me desguanzara el cuerpo, soy demasiado asustadiza para esas cuestiones, no olvidaré nunca el día siguiente de la cirugía que me fue tan difícil levantarme, ni siquiera para ir al sanitario, el dolor no era a morir pero sufrí, me pregunté todo el tiempo que habría sido de mí sin mi hermana y mi mamá que me ayudaron mil, me pregunté si tendría la fuerza para luego entonces cargar y cuidar a un bebé si no era ni capaz de ir al baño yo sola? Me puse tan nerviosa cuando me conectaron el suero, que quería llorar, no lloré porque en verdad recordé a los pequeños niños que tiene que pasar por eso una y otra vez y son tan fuertes, bonita me habría visto llorando por una conectada de suero, pero no es tanto por el dolor del piquete, como lo he contando en numerosas ocasiones, es una fobia a la aguja perforándome la piel, duela o no, ese hecho, la perforación me produce una ansiedad tremenda. El anestesista me vio tan nerviosa por no decir miedosa, que me decidieron ponerme a dormir completamente, mucho antes de ponerme la epidural, que bueno porque no sé ni yo misma como hubiera reaccionado, peor aún, a la puesta de la sonda, cuando me la quitaron, me enteré de que tan profundo conectan la manguerita aquella por allá, que es bastante gruesa como para que pase desapercibida, me reconforte de saber que también estuve dormida en ese momento. Cuando me sacaron el tubito de la epidural, que me había dejado conectada quesque para que por ahí me pasara otro tipo de anestesia que finalmente se tapo (porque ese si es muy delgadito, como mi fideo de arroz casi) pues la sacada, o sea el tirón para extraerlo no fue tan malo, digo tenía una punzada en la cintura que cualquier cosa, incluso las inyecciones que me pusieron eran nada comparado. 
Mi mamá me decía que llegado el momento lo sobrellevaría, me saldrían las fuerzas, porque era como  un dolor del que venía una recompensa, el bebé. En mi caso pues no hubo recompensa tan magnánima como un bebé, que si contribuyo a mejor mi salud. Lo que me da ánimos es que Cristi me dice siempre "que fuerte fuiste para decidir hacértela y pasar por el proceso". 

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