domingo, mayo 15, 2011

En la Revolución

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El domingo me fui a desayunar otra vez con super G, mientras este en la ciudad tengo que aprovecharla todo el tiempo que pueda. Me la pase diciéndole algo ahora que vino, como es que cuando ella vivía aquí la veía tan poco, ahora que viene nos la pasamos todo el día juntas, recapitulamos y recordamos que ella estaba en el despacho dónde yo estoy ahora, tenía otros trabajos alternos por su cuenta que no le dejaban tiempo para nada, por mi parte dónde yo trabajaba, tenía que ir medio día todos los sábados, llegaba muerta a mi casa sin ganas para nada más, sino que recluirme, dejándome el domingo para mis deberes hogareños y familiares. Ahora que ha pasado más tiempo, hemos descubierto que necesitamos tiempo para nosotras mismas, para poder también salir y entrenar el ojo,  con el paisaje del mundo exterior. 
Desayunamos rico. Por cierto que estaba en mi mejor ánimo, tanto así que me dio un ataque de risa de simpleza, porque la mesera nos pregunta si queremos miel de "maple" o de " abeja" para los hotcakes, le respondó "de abeja" , super G dice " abeja " y bueno de ahí me empezó la risa, me parecía demasiado chistoso que sobre la mesa estuviéramos diciendo la palabra "abeja" así de simple estaba. Por cierto que, en esta sucursal no tienen la botonera para llamar a la mesera como en el otro.Terminando, nos pasamos a comprar una docena de las donas que le gustan, sí esas que son más aire que nada y carísimas pero que en su rancho no hay y son su delirio. Hicimos una pausa en nuestras respectivas casas, al rato nos quedamos de ver en una estación del metro para de ahí irnos al renovado Museo Nacional de la Revolución, que su amiga G nos recomendó mucho el día anterior. Nosotras ya habíamos ido hace muchos años, como lo recordaba no era un museo al que quisiera regresar, era oscuro, pequeñísimo, como laberinto de ratas de laboratorio y aburrido; pero ella nos dijo que ahora era completamente diferente y que estaba muy bonito, incluyendo la nueva atracción del elevador que sube a al basamento de la cúpula del monumento. Super G me dijo que quería ir, así que nos fuimos para allá. Le quedaban pocas horas en la ciudad que muy bien aprovechamos. 
El museo, nos encantó, ese sí tiene museografía!. Básicamente nos dedicamos a admirar el diseño, distribución,  más que nada, porque no teníamos tantísimo tiempo para recorrerlo a detalle, aunque es pequeñito y se puede recorrer muy rápido. La verdad ahora si que el museo te invita a visitarlo de nuevo. El acceso es gratis en domingo, pero el elevador al mirador, ese sólo es gratis los miércoles. Justo cuando salíamos del metro, comenzó a llover, hubo una aglomeración porque en la fuente que está en la explanada, había mucha gente, mojándose en ella, más con el calor que estaba haciendo, pero en cuanto sintieron las gotas, echaron a correr hacia el monumento para resguardarse, justo en el momento que estaban los cadetes guardando la bandera, algunas personas también se metieron al museo mientras pasaba la lluvia. 
Dejamos el elevador al final, cuando llegamos a la cumbre, a las dos nos dio un poco de vértigo y eso que no está tan alto, pero se nos paso rápido, miramos por un rato la gran ciudad. Nos gusto mucho en verdad, pensamos quien habrá tenido la idea de renovar el museo, de hacerle el elevador, quién sea que buena idea y que bien les quedó. 
Saliendo de ahí pasamos a la tiendita de regalos, creo que tiene más cosas que en el mismo Palacio de Bellas Artes, que alguna vez fui por algo para M, lo único que encontré fue un mousepad pero bueno. Acá ya tengo  más opciones. 
El poco tiempo que restaba, fuimos a comer, mientras ella me pasaba los capitulos que me faltan de nuestra serie favorita y le pedí también los de una de la que mucho me habla de una vez, si de nerds también jajajaja. Nos despedimos en un esquina sobre Insurgentes. Buaaa la extraño!

+ datos del museo click aquí 

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