sábado, abril 07, 2012

Música orgánica



Por la mañana me desperté a buena hora. Sin despertador. Se siente de maravilla abrir los ojos, saber que es temprano y que de todas formas no tienes que ir a trabajar ese día, porque es sábado. 
Bueno sigue siendo el fin de semana largo por la Semana Santa que se celebra aquí. En mi otro trabajo éstos días no eran oficiales pero todos los pedíamos a cuenta de vacaciones. Generalmente por éstas fechas se nos ocurría salir, pero ya tiene varios años que nada de nada. Yo por mi lo prefiero, porque a dónde vayas está a reventar, así que al menos acá nos quedamos con la ciudad medio vacía, eso es de disfrutarse también. 
Eso mismo pensaba mientras iba camino al centro de meditación, que no me gusta salir casi a ningún lado porque a dónde vaya está lleno, estando en la ciudad sobre poblada. 
Sin desviarme más, el tema de esta entrada es lo que aconteció esta mañana. Resulta que en la semana, Cristi ya me había comentado de asistir a la inauguración de un centro de meditación, de una de las guías que conocemos en esta materia, lo que me gustó fue que me llamó anoche para recordarme y confirmar, o sea no quedó en saco roto, y que bueno porque ya se me había olvidado a mi. 
Llegué a tiempo, tomamos nuestro lugar, primero habría una meditación con música orgánica, estuvo fabulosa, puedo decir que quedé encantada con tres instrumentos, uno es un cuenco de cuarzo (el nombre suena medio raro, al memos poco usual, pero no es más que una olla, hecha de cuarzo), fue el que más me impacto porque produce un sonido espectacular, casi seguro que acabaría con cualquier energía que no armonizará con el entorno (me lo llevaría a la oficina de insofacto); el segundo instrumento es un tambor de tormenta (creo) que es como una cola de rata, pegada a un mini tambor, pero que hace un sonido de rayo tal cual, como del espacio sideral en sí y; el tercero es un tank drum, que no es más que una especie de tanquecito metálico con algunas aberturas, que cuando lo tocas con las baquetas produce un sonido muy armonioso, muy parecido a un xilo, de hecho ya van dos veces que entro a un lugar y escucho sonidos de xilo que alguien toca cuando no debería pero ahí está, han sido juguetes para niños y he ido a las juguetearías en su búsqueda pero aún no encuentro el que quiero. Pero bueno el sonido es bastante similar así que mientras me compro uno de aquellos será más fácil para mí encontrar un xilo infantil. 
Había otros tantos instrumentos que se utilizaron, bastante peculiares como la trompeta maya, que también es algo grandioso escucharla, pero a mi los otros dos sonidos son los que me enamoraron porque son como estar en el espacio. Me encanto este tipo de meditación. Creo en la musicoterapia también aunque no he tomando una terapia como tal de eso, hace unos años tuve una sesión con música pero nada que ver con todos éstos instrumentos orgánicos. 
Todo estuvo genial. Lo único que me hacía sentir muy rara, eran los colores del recinto en el que estábamos, el piso era blanco con negro, como un tablero de ajedrez, los muros pintados de rojo carmesí y el techo de azul rey. Sólo había dos pequeñísimas ventanas, que contrastaban mucho con la luz blanca que entraba por ahí, no se prendió ningún foco, así que todo fue como entre la penumbra, y no es que me moleste el aroma a incienso pero para el tipo de lugar, creo que se encerró mucho, con todo y todo sólo era mi obsesión por los colores la que no me dejaba, pero no me dolió la cabeza ni nada. Claro además hice muchísima meditación. 
Después, la que tocaba todo eso, se fue, e hicimos otro tipo de meditación, ya con música normal para meditar. Se suponía que saldría de ahí a la  1.00 pm y salimos hasta las 2.30 pm. Tenía mucha hambre ya. Pero estaba contenta por la compañía de Cristi, conocer ese tipo de música y las meditaciones. 







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