lunes, diciembre 03, 2012

Triste triste

Minutos antes de su partida

No recuerdo si conté o no pero aquí va de nuevo. Mi perrito estaba muy enfermo, lo habáimos llevado al veterinario y su diagnóstico no fue nada alentador, tenía cáncer en el sistema linfático, le hicieron un ultrasonido y estaba infestado de tumores por todos lados dentro de él, casi lloró cuando me dí cuenta, porque yo fuí quién lo llevó ese día a tomarle el ultrasonido, con previó permiso que le pedí a mi jefe.
La dra nos recomendó hacerle una quimioterapia, pues se la hicimos y no respondió bien, yo pensé que ese día se me iba a morir porque no comió en dos días y no salía de su casita. Y me dijeron que le habían dado la más leve así que una dosis más alta capaz que si se moría ahí mismo. 
No estabamos preparadas para dejarlo ir aún, así que pensamos que mientras aparentemente se viera bien mi perrito, lo mantendríamos así o hasta que él quisiera irse. Total que así estuvo desde entonces, le dábamos un medicamento que le ayudaba a desinflamar los linfomas, pero pues sabía que eso no le haría nada más, era la único que restaba por hacer. Así que lo consentimos más que nunca. Le preparaba cenas de rey, con bistek y demás. Sabía que eran sus últimos días. 
Todas las mañanas me despertaba y bajaba a ver como había amanecido, apenas alguién en la casa mencionaba su nombre, se me saltaba el corazón porque pensaba que ya había sucedido lo peor. Pero nada ahi seguía mi perrito. Los perros vecinos aullaban horrible, y eso me daba mal augurio. 
Eso es un cuento que no se si sea verdad pero no se me olvida que semanas antes de que mi papá falleciera, mi perrito, aullaba de esa forma y alguien había dicho es que porque anunciaba la muerte y rondaba. Lo mismo pasó con un perro de otro vecino, que aullaba así y resulta que el que se murio fue el abuelito que vivía ahí. Sea o no sea a mi me chocaba escuchar aullando a los perros vecinos así. 
Total que el domingo le preparé su comida, no quiso comer nada de nada. Pero en la noche me buscó para que le diera de comer y comió bien, digo bien de acuerdo a lo que venía comiendo ultimamente que era muy poquito y sólo determinados alimentos. Yo ahí le dí su medicina. 
El lunes, (hoy) en la mañana cuando salía a darle algo de comer antes de irme al trabajo, estaba echadito en su tapete junto a la puerta, cuando abrí se quiso levantar y se tambaleaba, algo le hacía perder el equilibrio, no podía caminar bien, de repente se detenía y se tocaba con las patas delanteras la cabecita, algo le estaba molestando. Ese fue el momento en el que ya no puede más. Me puse a llorar y sabía que ya era el momento. Le llamé a mi hermana para que lo viera y por fin ya quisiera llevarlo, lo vió tan mal, y me recordaba a otro de mis perros, que le dio otra cosa pero que la final igual empezo así y luego ya no se podía levantar y estaba tumbado ahí en su camita le daba de comer ahí y fue horrible así que con más razón era ya el momento, no lo quería ver ya con su calidad de vida deteriorada.  No deje de llorar en todo el día. 
Como no sabíamos a que hora llegaría cada una, pues decidimos hacerlo en ese momento, esperamos a que abriera la veterinaria, la dra no había llegado, fuimos por el ayudanto. Y lo durmió. Lloré y lloré.
Cuando regresé a la oficina, obvio no podía estar ahí de moco tendido. Ni siquiera fui al gym, no por no querer ni flojera, si traía ahí mi mochila con mis cosas, pero por el luto. Mi mamá me dijo lo mismo, que cuando llegó y no lo vió lo extrañó y todo el día estuvo silencioso. 
Una de las opinones que recibimos, cuando diagnosticaron a mi perrito, fue que ya lo durmieramos, pero obvio que no podíamos, menos si todavía lo vemíamos bien, aparentemente. Pero si bajo mucho de peso con todo y todo, porque la enfermedad lo estaba absorviendo, y ya estaba muy flaquito, ya casi no ladraba pero todavía antes de que pasara todo, dio su última carrera de la puerta al sillón para aventarse a él. jaaaa. No saben cuanto lo extraño, mucho, muchísimo. Después de tantos años, 10 para ser exacta. No parecen tantos, y recuerdó cuando tocaron a la puerta, y uno de los drs. de mi papá lo traía en los brazos, era un regalo de ellos para mi papá, porque recién había pasado a mejor vida mi otro perro, un french divino, como era la adoración de mi papá los drs decidieron regalarnos a éste, que hasta pedigri tenía jaaaaaa pero eso nunca nos importó a nosotros. Fue el mismo año en que derrumbaro las torres gemelas, cuando Morgui nació y días más tarde ya estaba en mi casa. 
Se dormía en una canasta de una de las tantas canastas con frutas que le mandaron de regalo a mi papá, a veces me lo subía a mi habitación y ahí se dormía. Lo que más risa me da y recuerdo de él es cuando fue creciendo y dejo de caber en la canasta, pero el sabía que era su canasta y de ahí nadie lo movía, así que se le colgaba la cabecita cuando se dormía boca arriba con toda la pancita al aire, super lindo. Luego decidimos comprarle su casita, porque la del otro perrito ya la dimos de baja. 
Todavía sigo muy triste por su partida. 

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