lunes, diciembre 17, 2012

Gracias infinitas!




Este día pero hace un año exactamente, me desperté muy temprano, casi que con la mente en blanco, porque no quería pensar en más, mi mente trato de bloquear todo pensamiento, idea o sentimiento, algo casi imposible, todo para no sentir miedo y entrar con toda la fe del mundo para creer que saldría bien de mi cirugía. 
Jamas en la vida había estado hospitalizada, ni bajo el efecto de una anestesia tan potente como para dormirme por completo, lo cual agradezco eso así a los avances de la medicina porque evitó que viviera sentir como me ponían la epidural en la espalda, si con la del suero me puse a temblar del miedo y es que a mi eso de las agujas me da horror. 
Todavía me acuerdo de muchos detalles. Recuerdo perfecto que en el camino, tomamos el segundo piso del periférico, desde ahí, en lo alto se puede apreciar buena parte de la ciudad, como era temprano estaba vacío y había sido una mañana fría y nublada. En el radio estaba uno de mis locutores favoritos, Toño Esquinca, que narraba el escrito que esta afuera de un hospital, en Suiza me parece, que describían de una forma hermosa lo que es la salud  la vida, sí justo el día en el que bien me podía quedar ahí tieza sobre la plancha del quirófano, porque sería una cirugía mayor. 
Super G estaba ya en el hospital esperándome, para acompañar a mi mamá y a mi hermana, y claro por mi para ver como salía al final de la cirugía. Después del papeleo y de pagar claro, me dirigieron a un cuarto para cambiarme de ropa, ponerme la típica bata de hospital, de esas que están abiertas por la parte de atrás jajaja, me prepararon para la cirugía, eso incluía lo de la picada con el suero y vendarme las piernas. Cuando ya estaba lista, entró el médico de la anestesia, como me puse a temblar del miedo me puso algo en el suero, que me mantuvo despierta todo el recorrido por los pasillos yo ya en la camilla, en la entrada estaban esperando verme pasar las tres, mi mamá y mi hermana llorando obviamente y yo no quería pensar en nada más que "salir bien". Entré el quirófano, la primera vez que estaba en uno, después de tanta película ahora estaba en uno en persona y con mi vida dependiendo de las personas que me abrirían las tripas, o sea, mi dr, su ayudanto y el anestesiologo. Y claro de Dios. Entonces éste último me dijo que volteara de lado para conectarme algo, justo estaba poniéndome ese líquido anaranjado-café como yodo para desinfectar el área cuando me quedé dormida y no supe más de mi. 
Desperté justo cuando estaban terminando de cerrarme la herida, le hice una pregunta al doctor, me respondió positivamente, porque saber aquello era primordial, claro después de darme cuenta de que estaba viva. A continuación les pedí que me enseñaran el mioma, lo ví, era tan grande o más que mi puño, hasta lo toqué y se sentía tal cual me lo había descrito mi primo, como tocar una albondiga. Aún no cantaba victoria, hasta que saliera del hospital sería. 
Me sacaron del quirófano, mientras recorría mi trayecto en camilla alguno de los que estaba ahí cuando me vió asentó con la cabeza y sonrió, y  levanto su dedo pulgar en señal de "lo lograste" ! Me llevaron a la sala de recuperación, dos enfermeras estuvieron conmigo viendo que estuviera reaccionando bien, ahí fue cuando me dieron unas ganas enormes de vomitar, sí eso que odio hacer, y que contadas veces en la vida lo he hecho, porque simplemente no me gusta y me molesta, pero no pude ni controlar las ganas, justo cuando empecé a sentir las naúseas, me acordé perfecto de mi jefe "le van a dar unas nauseas terribles, pero es por la anestesia  jaaaaaaaaaaa (no saben lo curioso que es escuchar a mi jefe relatar alguna anécdota médica, creo que le habría gustado ser doctor porque se sabe todos los términos y diagnósticos que uno le pueda contar, hagan de cuenta como si platicaran con un dr, claro que el no lo es pero no sé de dónde se aprende tantos). Después de la pena que me dio vomitar frente a las enfermeras ( en verdad que no se como a l@s borrachos les gusta hacerlo, no les importa cómo, cuando ni dónde y encima tan seguido como con cada una de sus borracheras lo hacen), lo bueno es que no vomité nada de nada, sino como agua, porque me fui en ayunas, y estuve así desde la tarde del día anterior. Y sí, al parecer era algo normal, y señal de que me estaba trabajando algo por dentro al menos.
Saliendo ya me esperaban mi mamá, hermana y super G contentas de verme salir con vida. Yo feliz! Me llevaron a mi recámara que me tocó una muy bonita. La anestesia se me paso a las pocas horas, supuestamente la pasaría bien porque tenía mucha en la epidural aún conectada, pero nos dimos cuenta al final de que no pasaba nada por el micro tubo porque a mi me dieron unos dolores bárbaros, similares a aquellos cólicos tan fuertes pero más intensos. Me dieron unas pastillas y medio se me calmaba. Por la noche me picaron y yo temblé como gelatina, no lloré porque falta de fuerzas porque increíblemente mucha de la fuerza viene del centro de nuestro cuerpo, o sea dónde a mi me abrieron. Así que me dí cuenta que mi voz y mi risa se me fueron también. Estornudar sería una calvario y toser peor!
Pero llegó la cena! plan con maña claro jajaja. Todo eso sería para ver si me dejaron bien las tripas, es decir porque supongo que hacen un movedero de cosas para llegar hasta donde tenían que llegar. Pero me dieron cena rica! Era como estar en un hotel, pero con la diferencia de que no podía salir de él ni moverme de la cama tampoco jaaaaaaaa! Mi mamá y mi hermana todo el tiempo conmigo. Mi mamá se quedó esa noche y la que siguió conmigo también. Ellas me ayudaban a todo.
Al siguiente día, tenía que levantarme a fuerzas, llegó el desayuno y yo no comería nada hasta que lograra poner los pies en el suelo con todo y mi dolor. Cuando lo hice sentí un dolor tremendo, como un calambre que me recorría la espalda. Fue cuando les pedí me dieran algo más potente para el dolor, me volvieron a inyectar, ya no traía el suero, aunque en la noche tenía el suero y de todas maneras me picaron, total que eso medio me ayudo y ya al rato llegó el dr y me quito el cateter de la epidural, que al parecer eso era lo que se me estaba encajando en un nervio y sentía ese calambre.
Finalmente salí del hospital a los dos días. Me sentí feliz y contenta de seguir viva. Por eso me siento sumamente agradecida con la vida, con Dios por todas sus bendiciones.
Desde esa experiencia, ahora veo la vida diferente, sin duda. 



2 comentarios:

me, the drama queen dijo...

no sabía que te había sucedido eso... me alegro que estés bien!

Millenia dijo...

Muchas gracias!
Te mando un abrazo!