Que a pesar de la mecánica de la vida, que juega todos los días a atraparme, que no se me olvide para que estoy aquí: para ser feliz, con o sin ella.
Durante el día, la mente, el cuerpo y el corazón se abruman de todos los estímulos del rededor, que suelen opacar la esencia de cada día.
Para mi fortuna, tengo muy fresca la conversación que tuve con M, un día en el que estaba clarificando aspectos importantes de mi vida, mis propias palabras me retumban cuando le decía convencida que nada ni nadie se iba a llevar mi felicidad, ni mi nueva oportunidad de vida.
Oportunidad de vida? suena algo drástico pero no lo es cuando recuerdo la mirada de mi mamá y de mi hermana cuando me vieron entrar al quirófano penando si saldría con bien de ahí. Cuando yo misma pensaba en todo lo que me faltaba aún por hacer por pequeño que fuese en este mundo.
También le decía a M que no permitiría que ninguna persona que se llevara la tranquilidad que regreso a mi corazón cuando supe que la cirugía había sido exitosa, que yo estaba bien, después de largos meses en que no lo sentía.
Que no se me olvide la gente que ha sido mala conmigo, la misa de la que tengo que alejarme y evitar.
Que no se me olvidé porque paso todo lo que paso.
Que no se le daré el poder a nadie.
Que soy un ser maravilloso.
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