miércoles, agosto 17, 2011

El preview


El día anterior de ir al médico, tampoco había sido el ideal, salí de la oficina a las seis de la tarde (mi hora de salida) pero no para irme a mi casa, sino para ir a imprimir los planos, que entre que los configuraba, esperaba a que salieran el el ploter, a que me lo dieran los encargados para ver si las calidades habían salido adecuadas, que si las cotas estaban encimadas y n cosas más, termine saliendo de ahí a las 9 y pico de la noche, con dirección no hacia mi casa, sino a la oficina para ir a dejar todo el juego de planos. No me podía ir sin antes dejar las modificaciones que resultaron, sin hacer el disco para el municipio, sin organizar los archivos electrónicos en el servidor y no me dio tiempo de doblar los planos, con la pena. Salí de ahí a las 10 y media de la noche, ya no daba una, desde que estaba imprimiendo, para muestra basta un botón. Entre todo el bonche de planos los fui organizando, para la obra, para el cliente, para el municipio, tome un tanto y los puse en la guillotina, porque por alguna razón, salían con un tramo de papel de más, no tenía tiempo de indagar e intentar arreglarlo, pero los planos no estaban todos en la misma posición, un encargado acude a auxiliarme, pasa la guillotina y caen los sobrantes de papel, se me ocurré hojearlos y me doy cuenta que se habían mochado a la mitad más de uno, trágame tierra sentí y pensé. Logré solucionarlo, no se me cerro el mundo, no se me podía cerrar y creo que ver mi cara de angustía y seguro se me bajo el color del rostro también que se apiadaron de mí. Entonces llegué por ahi de las once a mi casita, exhausta y con otras tantas cosas en la mente que sólo me zumbaron por un rato hasta que me quedé dormida del cansancio. 
Ya había pedido permiso a mi jefe, le eche la bendición a los planos y que dios me agarrará confesada, aunque estando en el consultorio de las torturas, pues lo último que paso por mi mente fueron los mentados planos.
Luego el martes, el día de la cita, me levante temprano, pasa que cuanto más temprano me levante, más cosas tengo que hacer en ese tiempo, que en realidad no me alcanza el tiempo. Salimos haciendo un vago cálculo de lo que nos tomaría andar por la jungla de asfalto, internarnos en ella y llegar a la clínica. Todo iba bien, hasta que al auto se le volvió a romper la manguera del anticongelante y se esfumo, el vital líquido para el auto, calentandolo, salía mucho humo del cofre y las personas, automovilistas o transeúntes nos miraban  insistemente, como era el suceso que alteraba sus rutinas a sus lugres de trabajo, sin llegar a ser la novedad porque cuantos autos no les pasará igual en los infernales embotellamientos de todos los días. 
Debido a que verme en la tumba, era mi único pensamiento en ese momento, lo que pasaba en ese momento ni me angustió ni nada, mi madre era mi acompañante y manejaba, ya que ella sabe bien los rumbos, debería ser taxista porque conoce muy bien la ciudad, pues bien ella se quedó atendiendo el asunto del auto, mientras yo me iba en  un taxi, a mi cita con el tiempo exacto. Por eso a mi abuelito le gustaba irse con horas, sí horas de anticipación, porque cualquier cosa, mismo ejemplo sigue el papá de otra amiga, horas, me decía " uno no sabe que se pudiera atravesar" ,ciertamente. Y como el es un señor super puntual, con mucho más razón, yo no.
Durante la consulta me paso de todo, temblaba de los nervios, me reía, hablaba como loro, respiraba como si estuviera en clase de parto profiláctico sin estarlo claro, hablaba conmigo misma como podía estar haciendo ese papelón ahí dentro. Espero no ser la única paciente del doctor con tales reacciones, que consuelo. Lo único que me falto era llorar pero esa fase sería para luego, saliendo. 
Luego yo la fatalista, pero bueno, me daba risa, decía el doctor, realista pero optimista a la vez (ja!) "bueno que mejor que si hay algo malo saberlo de una vez y que no se vuelva peor", se supone ese sí sería mi consuelo y de lo que me agarraría para lo que resta del tiempo. Ahora sí se me cerraba el mundo. Que diría el maistro de la obra al que no se le cierra el mundo nunca?
Pero bueno lo logre, salí con vida al menos de su consultorio jaaaaaaaaa.

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