jueves, octubre 21, 2010

Pequeños recuerdos 2

El sillón del abuelo.

No recuerdó la fecha exacta cuando lo trajo a la casa, nuevecito, pero tendría yo unos seis años, cuando mi abuelo se compró un reposet, de esos reclinables, con piecera retráctil, que también fungía como mecedora. Estaba tapizado en una tela muy suave, en un color café muy brillante y saturado de amarillo. Pronto descubrimos mis primos y yo que era de lo más divertido. Cuando mi abuelo no estaba en su habitación, por las tardes subíamos para sentarnos los tres al mismo tiempo, porque eramos pequeñitos y cabíamos los tres, nos mecíamos tanto y tan fuerte, que algunas veces se nos llego a voltear hacia atrás con nosotros encima, cuando eso sucedía, era como el doble de diversión, porque reíamos hasta que nos doliera la panza tan sólo de vernos tirados en la volcadura. 
Ese sillón duro décadas, hasta que mi abuelito se fue de esta dimensión. Estaba hecho de una madera muy buena y materiales muy durables para resistir el paso de los años y de nuestros juegos. 

2 comentarios:

todavia dijo...

Ese sillon tenia tan buena madera que aun esta enterito, en tus recuerdos y ahora aqui en tu blog. Y hasta dan ganas de que nos invites a todos a mecernos en el hasta volcar =)

Millenia dijo...

Eso parece!
Traigo el recuerdo a la mente y me sale una sorisa de sólo acordarme del momento de la volcadura, con los piecitos colgando, eramos casi unas pulguitas los tres sentaditos ahí, riendo sin parar.
Están invitados por supuesto a subirse en él también cuando gusten :)