domingo, octubre 03, 2010

Lo que se queda


Estoy sorprendida por la entereza de mi tía, la que ha estado viviendo con nosotros temporalmente estos días. Me he preguntado sobre el origen de tal fuerza, entre otras cosas, además de su marco de referencia, creo que han contribuido para ello también dos factores: no tomarse nada personal y sus oraciones.
Ahora que esta pronta su partida, he empezado a reflexionar en lo que su estadía aquí me ha dejado. Lo que más aprecio son sus múltiples oraciones, lo que tambíen le ha dado fuerza para seguir adelante. Su historia es algo singular. Sin remontarme muy atrás, tiene 89 años, su estado de salud es relativamente satisfactorio, después de que ha sufrido varias averías cuando dentro de su última década fue atropellada por una combí, se cayo en el metro y la más reciente, se cayó mientras subía a un auto.
Pienso en su edad y no me imagino a mi a esa edad, sobretodo ahora que muchas cosas me parecen lo mismo, pensar en vivirlas por medio siglo o más, no lo sé. Claro que pienso en todo lo que me falta por hacer y vivir entonces hasta parece que me faltaría tiempo, lo sé. El caso es que admiro a mi tía por su fuerza y sus ganas de seguir viviendo. En sus estados de meditación, en la tranquilidad que hace sus quehaceres, sobretodo lo relajado que toma todo, sea la vida o la muerte, como si fuera una receta de longevidad.
Las condiciones no son las mismas en esta ciudad, que cuando ella era joven, por eso creo que mi generación tendrá otras espectativas. Por cierto que me encanta el cuadro familiar cuando viene greicy que no pasa de los 10 años, luego yo, luego mi mamá, luego mi tía, son cuatro generaciones juntas, todas tan diferentes.

2 comentarios:

todavia dijo...

La gente que tiene una creencia, una fe, tiene un apoyo para enfrentar la vida y los problemas. Creo que es una gran ventaja a veces, sobre todo en situaciones dificiles.

Millenia dijo...

Muy cierto, creo que me estaba olvidando de las mías y ella vino a recordármelas :) que vaya que las necesito.