Soy un polvorón

Soy un polvorón con doble capa de azúcar glas. Me la he pasado estornudando. Mis días en la oficina aún no regresan, por lo pronto seguire aquí en la obra supervisando todo. Pero hay algo que sé que es parte del show pero que ya no aguanto, el polvo. Si todo absolutamente todo esta lleno de polvo, me late que voy a ir por unos plásticos más para que se olviden de utilizar el bajo alfombra para cubrir de la pintura los pisos porque eso aumento la cantidad, si de por sí yo ya salía junto con mi bolsa y mi compu como polvorón ahora parece que me han dado una capa más. Lección no. 2: no escatimar en plásticos y no utilizar los bajo alfombras viejos.

He recibido algunas contra ordenes que espero no lleguen a mayores porque tratar de sincronizarse con unas vacaciones al otro lado del mundo no es lo más óptimo.

Sobre la comida, la otra vez tuve que ir hacia la oficina para que me cambiaran una pintura, por suerte el señor ya nos conoce de años, así que accedió sin problema, lo cual me hizo feliz. Aproveche para ir a la oficina y visitar a las estrellas al entregar mis facturas. De una vez pasé por mi ensalada, la extrañaba, así que ese día pretendía comer como siempre, pero el tiempo no me lo permitío, me tuve que ir volando a recoger al plomero, que bien lindo, me invitaba a comer, pero igual yo ya traía mi ensalada en el asiento trasero para cuando tuviera tiempo. Me enseño otros atajos para llegar hasta acá, evadiendo el tráfico, es así como he conocido más de esta inmensa ciudad. Le agradezco porque en verdad que me he salvado, sobretodo en las mañanas, evito todo el tráfico del periférico aunque eso signifique que tenga que atravesar esa zona gris que nada me gusta.

Me haré de un bote de aire comprimido para cuando no regrese más acá, darle una pasada al teclado de mi compu para quitarle todo el polvo.