miércoles, julio 21, 2010

Ni las narices


Como cada sábado me desperté preguntando que día era, al cabo de unos segundos lo recordé sintiéndome contenta de tener un día libre para mí, me levante y me puse mi traje de carácter para hacer ejercicio, claro con mis nuevos audífonos inalámbricos, después al agua patos y me metí a bañar, tenía que bajar bien bonita pues habría junta en mi casa del grupo de mi mamá, no los conocía a todos pero ahora sí. Tuve el privilegio de tomar el desayuno que los demás ingerirían en un rato: cóctel de frutas, jugo de naranja y una marina de atún (amo el atún). Mi hermana me dejo en la oficina postal, arregle mi asunto y me regrese caminando, nunca esta de más ejercitarse, además el día estaba precioso, para dejar que la brisa me rozara la piel junto con el juego de sombras que hacían el solo y los ramas de los árboles, pensaba en lo bonito que están creciendo mis alcatraces, en que quitaría las cortinas de mi recámara y las pondría a lavar, pensaba en todo lo que haría ese fin de semana. Pero cuando llegue a mi casa fue cuando me empecé a sentir medio rara, ayude un poco con los invitados, de paso me quede a escuchar algunos de sus acuerdos y cosas, porque cuando llegaba estaba hablando un señor que sabía hablar muy bien, las palabras las acomodaba a la perfección y las sabía utilizar, no como su servilleta, como no lo alcanzaba a ver quien era, hasta me asome así estirando el cuello lo más que pude, que pena pero es que me llamo mucho la atención lo bien que se expresaba, es más creo que el señor estaba más informado en como leer los planos de uso de suelo del vecindario que yo misma, claro vuelvo a lo mismo el señor me lleva años de experiencia por delante.

Para la hora de la comida ya era un hecho, la gripe me había ataco y no me quedo más remedio que confinarme en mi casa, los planes de lavandería se cancelaron, no asomaría las narices más al exterior, el día maravilloso que había lo tuve que ver desde mi ventana, con mi caja de pañuelos desechables a un lado, ingerida la primera dosis de vitamina c, libros, tv conectada, computudora y toda la temporada 3 de The big bang theory, mi serie favorita del momento, que me dió mi super amiga G.

La mecánica del domingo no cambio nada, sólo que no deje que el agua me tocara, es un remedio de antaño, pero en verdad funciona, al menos recuerdo que en todas las gripes pasadas, siempre me rehusaba a escuchar este consejo de mis tías, hasta que todo me orillo a probarlo y parece ser que ayuda a la recuperación, que la serie del día fue "sex and the city". Ahí estaba yo, ya veía un programa en la tele, ya leía, ya bajaba hacerme una sopa, veía un nuevo capitulo en el dvd, tomaba agua, me dotaba de más pañuelos desechables. Mi amiga A me reanimo con su llamada, nos quedamos hablando como una hora, pero es que siempre tenemos tela de dónde cortar, nuestro encuentro para ver en mi casita "the blind side" se pospuso entonces hasta nuevo aviso. Me paraba, me sentaba, me acostaba, me daba la vuelta, pero me sentía cansada. No quería ni imaginarme el lunes yendo a trabajar así toda como me sentía en esos momentos, así que intente cuidarme lo más que pude. Me sentía peor que el sábado aunque con la esperanza de amancer mejor el lunes, así fue, amanecí como nueva. Tal vez no era tampco un virus muy fuerte, pero si me hizo tener un hambre voraz, por suerte ya paso.

Al parecer era un virus leve, que me agarro en curva, sé que el estrés baja las defensas, generado este por cuestiones labores en el 70% , el resto en todo lo demás.

2 comentarios:

todavia dijo...

Que bueno que ya estas mejor, no hay nada mas feo que tener que ir a trabajar con gripe.

ese dispensador de shampoo esta muy original!!!

Millenia dijo...

Si, afortunadamente, no apareció más, lo cual me ayudo ese tremendo lunes. Gracias!

El dispensador esta genial, me dio mucha risa!