lunes, septiembre 29, 2008

jungla


Con todas las lluvias que hemos tenido ultimamente, el pasto de la banqueta de mi casa, había crecido de una manera despavorida. Por fin ayer nos decidimos mi hermana y yo poner manos a la obra y empezar la labor de cortar la pequeña selva que había. Me puse una gorra para tal tarea y esconderme del sol y ahí estuvimos toda la mañana. No pensé que fuera a tomar tanto tiempo y le doy su merecido mérito al jardinero que usualmente lo corta pero que ahora sí el pasto creció demasiado rápido que ni el se lo ha de imaginar puesto que no ha venido jajaja. De alguna manera todas estas tareas se le anotojan a uno hacerlas, al grado que tenemos ya una cortadora de paso de esas que se usan ahora, yo quería aunque fuera una de las antiguas. Y con todo y esa máquina que pesa horrores, no lo hace menos pesado que hacerlo con unas tijeras, que de hecho yo le tuve que dar una recortada antes que todo con ellas (pregúntenme si siento los brazos jajaja), porque de vez en vez se truena la hélice con la que corta y hay parar todo, darle más cuerda y volver a empezar. Y cuando piensas que acabaste, falta otro tanto más con la barrida. Pero terminamos!

esta sería una de ensueño!

pero esto es lo que tengo

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