lunes, julio 30, 2012

La delicada no vino ...



Ayer también fui a nadar, sólo que no lo hice tan gustoza como las otras veces. Todo porque cuando llegué a la alberca, había otra persona, un muchacho como de unos 23 años o más, gordito, el punto es que en verdad que exalaba un olor horrible, pude a ver pensado que era el olor de la alberca, pero comprobé que cuando el se fue el olor disminiyó casi en su totalidad. Mientras daba vueltas yo pensaba que no podría soportar más ese olor, me daban ganas de decirle que le bajara a los tacos de barbacoa para que su cuerpo no tranpirara así de nauseabundo. 
Si no fuera suficiente, yo que soy tan delicada, que no meto la cabeza debajo del agua porque no me gusta ver todas las basuritas que andan en el agua porque me empieza a dar asco, pues en una de tantas se detienen a descansar en una orilla y se empieza a rascar el brazo, a tallarselo no sé por qué. Yo ya me imagainba todas sus céluas muertas de la piel flotando por toda la alberca, así se paso unos 10 minutos, wuacala! De ahí se puso a dar otras vueltas o sea todo el resca rasca se lo volvío a remojar en el agua. El esfuerzo sobrehumano que hice para pensar que los químicos que tiene el agua mataran las bacterias de lo que sea que se estuvo asicalando. A la salida ni se despidió eso es otra prueba de lo naco que es el tipo. (Ya dije que estaba bien feo? ).
Pues me tuve que aguantar, por fortuna la tortura de la peste y su asicalamiento sólo duró media hora, como había entrado antes él, su tiempo se le terminó, mientras no tenga yo para pagar un club con derecho de admisión no puedo hacer nada contra eso. Esto estuvo peor que la familia del domingo pasado que no llevaron gorras, se metieron a nadar con ropa interior literal y que hacían pura bulla, ash.

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