viernes, mayo 13, 2011

En el oasis

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Como lo había anunciado, este día por trabajo, fui a una de las zonas más exclusivas de esta urbe, que haciendo una analogía son como pequeños oasis, porque son pocos los que existen dentro de ella. Este nuevo proyecto para mi significa mucho, en el sentido de que es como mi sueño dorado, en esta caso se traba de vestir completamente el lugar porque esta completamente pelón, los únicos acabados que pusieron fueron en los baños. 
Mi jefe la verdad, más ahora que estuve en su casa, tiene buen gusto, además de que un ojo completamente entrenado para dicho fin, con su sin fin de viajes y experiencias, claro el casi me dobla la edad, así que tengo mucho que aprender. 
También me felicito a mi misma porque logré llegar sin problema y salir del mismo modo, se me ocurrió una idea genial. Resulta que la oficina de amiga J está ubicada en uno de los edificios de ahí, de hecho a un ladito, así que le llamé para decirle que andaba por ahí, que había llegado sin problema pero que tenía una idea para salir, sin embargo si ella sabía de otra forma me hiciera favor de explicarme. Ella es un persona increíblemente amable, me dijo que si no tenía problema ella salía temprano por ser viernes que si la esperaba hasta las 3 pm y ella me guiaría. Me quedaba perfecto, porque mientras termine de tomar las fotos y las medidas, hable con mi jefe, me coordine con el de los canceles, recogí mis cosas y me fui hacia el auto, apenas y tendría tiempo de ir a conocer la mini zona comercial que estaba a unos pasos y yo moría por conocer. 
Tomé mi auto y me fui en esa dirección, era prácticamente guardar el auto en el estacionamiento de la plaza, para no tener que andar caminando con todo y chivas, aunque me cobraran, en esta ciudad los estacionamientos que no cobran son raros. Estaba emocionada de estar por fin en ese lugar que desde que estaba en la uni empezó su diseño y construcción, a cargo de un renombrado y  famoso arquitecto mexicano y yo apenas años más por fin pisaba suelo. Había estado ahí antes pero sólo de pasada, una vez que mi ma y yo nos perdimos, fuimos a dar ahí. 
Tome el elevador, se abrieron las puertas en el piso que me tocaba y voilá. Mis mente casi colapsa al intentar querer memorizar cada uno de los detalles, lo cual fue imposible, existe una seguridad extrema en el lugar por obvias razones, creo que cada 10 mts o menos hay un guardia de seguridad, nunca me dijeron nada sobre las fotos, porque esta vez primero pregunte (mal hecho) si podía tomar fotos a lo cual me dijeron que no, así que logré algunas infraganti, tuve que hacerlo. 
El complejo es grande, aunque la zona comercial es pequeña, los pocos locales comerciales son de marcas muy exclusivas, pero yo estaba demasiado ocupada admirando cada detalle. La altura del lugar está muy alta, lo cual le da una sensación de amplitud muy buena, combinada con el piso blanco que le da mucha luminosidad, que expande la luz natural que logra entrar por los domos o los ventanales, porque sí, casi todo es de cristal lo cual me logro encantar. En un de los pasillos colocaron pequeñas salitas, más que nada para los que compran su café o algo parecido degustarlo. También vi, varios restaurantes, caros y otros de lujo. En especial me gusto uno que está al final de un corredor, para llegar a él se tiene que pasar por un corredor de cristal, cubierto por puro cristal, a los lados espejos de agua que le dan un aire de tranquiladad inesperado. Las ventanas de dicho restaurante están abiertas y direccionadas hacia uno de los espejos de agua con el muro del fondo con una especie de cascada. 
Seguí explorando el lugar, luego me baje al área de comida, para ese entonces ya tenía hambre, las opciones son pocas, estaba medio lleno, me decidí por Sbarro, que es uno de mis favoritos, como sólo era yo, me senté en la barra, mirando hacia todas las mesas, así me divertí mientras degustaba mi stromboli, con el comportamiento humano, la mayoría de los comensales, eran empleados de los tantos corporativos que se encuentran ubicados ahí, la mayoría de ellos en sus uniformes de ejecutivos, que feliz me sentí entonces de no tener que hacerlo yo. Por mucho mármol y demás no se fijaron que los bancos de la barra están sumamente separados de la barra y tienes que estirar el cuello para poder alcanzar tu bocado, un horror comer de esa manera. 
Terminé y me fui directo al restaurante (caro en precios), que tanto me habían hablado, por su diseño especial, basado por así decirlo en la energía, si bueno que le haré soy de esas ondas metafísicas. El lugar es agradable, tiene dos terrazas, una tipo lounge y otra con mesas, dónde esta la fuente con la piedra (!). Aquí sólo puedo decir gracias a la que recibe que me dejo entrar a conocer el lugar, con todo y que me dejo entrar su actitud no me gusto nadita, elitista, sí ya lo sé, estaba en uno de los lugares más elitistas de la ciudad pero ella de elité no tenía nada! jajaja. La verdad como está lleno de oficinas, en el lugar hay de todo, sí de todo! Al menos no fui la única que no medía 1.90 y de figura esquelética.



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