Lo que fue un viernes

El viernes sucedió en relativa calma. Llegue en punto al trabajo para avanzar lo más que pudiera de lo que no pude terminar el día anterior. Me gusta cuando no hay nadie en la oficina, porque todo está en calma, con luz entrando por las ventanas, no como cuando me voy que es una calma diferente, estoy sumamente cansada y por las ventanas todo se mira oscuro. En la oficina de enfrente, un colega de mi amable vecino, es uno de los más tempraneros, casi siempre pienso en ganarle, es como mi referencia de si llego o no temprano jajaja, que simple soy, el punto es que yo ya me estaba bajando del auto en el estacionamiento cuando el llegó. Le gané! De hecho era la única en ese nivel de estacionamiento que había llegado.

Subí sola por el elevador, porque el personaje aquel se salió, seguramente al banco por la dirección que tomo. Saqué las llaves y abrí la puerta de cristal que nos divide del resto del edificio, por la que vemos pasar a cuanto humano del sexo masculino pase al sanitario, que queda a lado nuestro. Es por eso que me dí cuenta de la existencia de mi amable vecino, de estar en las oficinas de abajo, habría habido 0.1 posibilidades y 0.000008 posibilidades de hablarnos. Total que una vez dentro de mi recinto de trabajo, deje mi bolsa en mi lugar, suelo ponerla en una silla pero ha habido casa llena últimamente y el eléctrico se la llevo para la oficina de ellos. Prendí prontamente el servidor y mi computadora, un nuevo día estaba por comenzar. Aunque traía mi bebida de yogur aún no tenía tanta hambre, pero me fui a la cocina para llenar la jarrita de agua y ponerla a calentar para prepararme un té o un capuchino más al rato. 

Regrese a mi lugar, tome asiento y a comenzar, en qué estaba ayer? me preguntaba a mi misma para ir conectando mi cerebro al mundo de la arquitectura, bueno a la de mi oficina. Ah si estaba haciendo la presentación para tal y tal proyecto. Aparentemente algo sumamente sencillo pero estar creando cambiando de ambiente autocad, mandar a imprimir en pdf, convertir en imagen, abrir en photoshop, retocar, dar formato, colocar las leyendas, corregir faltas, que una vez que lo estoy haciendo de lo que en mi mente pudieron ser minutos en la realidad son horas. Como super G también anda en friega pues no más nos saludamos y las dos continuamos. A lo largo del día lo mismo, con unas respectivas pausas a fuerzas, como la de levantarme por agua o al sanitario, sirve que así se me desentumen las piernas de estar ahí casi clavada en la silla. Algunas veces estoy tan metida que digo " al rato voy por agua" pasan horas y nada, termina el día y nada, no tome nada más que lo que pudiera rescatar a la hora de la comida y eso a veces porque según es mejor tomar el agua antes o hasta después de comer, siguiendo ese consejo a veces ni aún después de comer me acuerdo, bueno esos son los días de más locura. 

Los viernes para mi son uno de los mejores días, como que todo el mundo lo toma por el lado amable, pensando ah mañana podré descansar de todos estos jajaja que me ponen los pelos de punta. Así me los imagino. Lo que me hace pensar es, que por ejemplo, en las estaciones de radio, se sigue la misma tónica, de que bueno que es viernes, todos esperamos el viernes, es un alivio que llegue el viernes, y así nos la vivimos odiando el lunes y añorando los viernes.
Total que llegó la hora de la comida, moría de hambre y no veía señales de nada, o sea mi jefe seguía ahí en la oficina, no me podía salir así porque tal vez querría revisar la presentación, pero no aguantaba el hambre, así que por ahí de las 3.20 pm verbalmente le expliqué lo que había y me salí a comer. Ultimamente me ha dado por su sushi, creo que de los 5 días de la semana 3-4 como. Llego la hora de irnos. Los viernes es el único día que salgo a mi hora! Cuando ibamos saliendo, nos toco el sol de frente, siempre le doy un aventón al arqui, así que en cuanto lo vió me dijo " que bueno que salimos con sol, y mira nos toco justo antes de que se meta". Se veía precioso. Una semana más había concluído.