sábado, julio 31, 2010

Fin de mes


Se suponía tendría un curso este día, pero finalmente no hubo, cambio de planes y de cualquier manera apenas y me dio tiempo de hacer los pendientes. El día estaba espléndido así que no pude negarme a un poco de ejercicio, días antes me había hecho de mis fresas para mi licuado matinal, una delicia. Había quedado con el encargado de la oficina postal que me guardara mi paquete que tenía casi como desde hace un mes ahí y yo sin saber nada hasta que se me hizo raro que no hubiera llegado, los llame justo a tiempo, porque ya casi me lo devuelven, méndigo cartero, nunca me llego el aviso, pensé. Me fui camiando para tomar mis minutos de sol para convertir la vitamina E o era D? Lo imporante era que por fin tendría mi paquete, que tanto esperaba, que en este tiempo de acongojo me mantenía contenta a la expectativa de la sorpresa. El paquete entre otras cosas, contenía un kimono, verdadero de Japón, pues M en su viaje a Tokio no se olvido de mí, no lo creía, creo que lloré de felicidad.

Bueno las sorpesas seguirían durante el día pues en la tarde teníamos una reunión en casa de una de mis tías, al llegar se había esparcido un olor delicioso por toda la casa, y es que esa tía es una muy buena cocinera, en la mesa había una torta española para picar mientras tanto, aceitunas, papitas. Al rato llego un tío que hacía mucho tiempo no veíamos, acompañado de una de sus hijas que a su vez llevaba a su bebé, una ternura de niña de 10 meses, yo encantada, es una niña muy tranquila y amigable, que lo saco de su mera madre, ya que mi prima es una persona increíblemente agradable, además con una versátilidad de temas que tendríamos para mucho tiempo, ella vive en Houston así que rara vez nos vemos, como siempre nos falto tiempo para conversar.

Pasamos a la mesa para degustar una fabada, algo muy español ya que el papá de mi tía era español, por lo que casi siempre encontramos de este tipo de comida con ellas. Ese plato en contadas ocasiones lo he probado, pero puedo decir que estaba bueno, a excepción del chorizo negro que es como moronga, me dio una pena pero no me lo puede comer, de cualquier manera el plato era gigantezco y a la mitad ya no podía más. Pero remate con un pay de limón, uno de mis postres favoritos.

Panza llena corazón contento, nos pasamos de nuevo a la sala ahora a ver la variedad de fotografías antiguas que mi tía habia bajado para enseñarnos, conocí en foto a uno de mis tatarabuelos, nunca en la vida lo había visto, fotos también de mi amado abuelito que no había visto antes, escuchando las anécdotas de dónde fueron tomadas éstas. Mi primito me hizo favor de esacanearme dos que me gustaron que ya tengo en mi poder ahora. Fue un lindo día, así terminé el mes de julio.

0 comentarios: