En la oficina estuvo relativmaente tranquilo todo, pero tenía el pendiente de mis planos para mi cliente. Así que a la hora de la comida me fui a imprimir. Primero comí, porque con hambre hasta de malas me pongo (más). Por primera vez en la historia me tocó que me atendiera en el centro de impresión un chavo buenísima onda y además movido, eso hace que el estres de equivocarme se haga más leve jaaaaaaaa. Me dió sin preguntar un pasé con tiempo suficinete para mandar a imprimir mis planos, no como los otros que se ponen sus moños como si a ellos les descontaran cada minuto que uno toma para imprimir. Empecé a imprimir a las cuatro, terminé a las cinco, ya ni tiempo me dió de doblarlos, me fui corriendo dónde el inge para que me los firmara. Aquí viene la historia.
Resulta que el inge tiene una casa muy grande, creo que eso le ha dado cábida a que tenga algo así como seis perros de diferentes razas y tamaños. A mi los pequeños no me asusatan sin embargo si están a la defensiva ladrando pues tengo mis reservas. Los perros grandes sí me dan miedo. Así que la puerta de la casa del inge es un enrejado, que permite la visión total hacia el interior de los patios y jardines de la casa, igual a toda la jauría. No había tenido la necesidad de entrar hasta ese día. Entonces el inge abre la puerta, yo veo a los seis o siete perros ladrándome, ansiosos, dudo en entrar, en eso se sale disparado el más grande que parece un san bernardo pero en negro, en ese segundo yo sólo cerre los ojos, porque no pude hacer más, y me protejí con mi rollo de planos, que no me protejerían nada pero sirvieron de placebo mental. Me dijo la razá pero jamás se me grabo, yo estaba muy preocupada tratando de salvar mi vida de esos perros. Ante la escena el inge me dijo que si me daban miedo, dije sí, dijo bueno esperame en tu auto ahí te llevó la hoja. Pero como el perro grande se salió estaba rondando por ahí y ya sentía que se me aventaba. Yo lo sentía por los demás vecinos que se encotraran con el en su camino, que miedo. El inge me decía " el ya no regresa, les gsuta salirse, y quiere jugar a que lo correteo, así que cuando el inge me acompaño a mi auto, el perro se iba más lejos, lo toreaba".
No había ido a una casa con tantos perros, nunca, ya ni mi tía en su negocio tiene tantos. Acá son el san bernardo negro, tres colis y otros tres más pequeños. Espero poderles tomar una foto infragantí la próxima vez que vaya, pero no entraré.
0 comentarios:
Publicar un comentario