miércoles, mayo 04, 2011

Intermitente tranquilidad



Ahora que he estado trabajando desde "casa" he tenido de todo estos días. He estado llena de trabajo, tanto que siento como me arde el cuello de la presión y todo lo que me falta por terminar. También lo contrario, cuando la carga de trabajo fue leve y he podido respirar tranquila a las seis de la tarde y sentir esa inmensa libertad que pocas veces se aparece en mi vida. 
Uno de tantos días tuve que ir a imprimir unos planos e irlos a dejar a una de las obras, la que está perdida en la nada, me gusta ir hacia allá porque es adentrarme en las montañas, sin ruido, no pareciera que a unos metros se conecta con la gran jungla de asfalto, además puedo ver todas esas casas espectaculares. Estuve sólo unos minutos, entregué los planos, tome algunas fotos con ayuda del maistro porque no se suponía iría y llevaba de nuevo unos zapatos que no me ayudaban en nada en caminar entre las montañas de tierra porque aún están armando la cimentación en algunas partes. Los contados minutos que rondé por ahí, había un sol espectacular, traía una blusa blanca muy veraniega por lo que no me causo molestia, pero en la noche, fue cuando me empezó a arder uno de mis brazos, el que estuvo de lado del sol, pensé que me había picado una araña (ya estoy como mi madre que las alucina así igualito que Blue en la película de Río jajaja) pero no, cuando me subí a dormir fue cuando me mire en el espejo todo el brazo con la marca de la blusa y rojo por la quemadura de sol. 
Trabajando en mi casa, por el sólo hecho de haber cambiado de atmósfera, de alguna manera es un cambio positivo, a veces ver todos los días la misma oficina que el cerebro tiene ya lo asocia con "trabajo" aunque este bonita aburre, por ese lado este cambio es a favor. En la comida le he variado algo también, antes no salía del sushi. 

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