
el arte es un acto del alma, no del intelecto.
cuando tratamos con los sueños de las personas
-sus visiones, en realidad-
nos hallamos en el terreno de lo sagrado.
estamos involucrados con fuerzas y energías
más poderosas que las nuestras.
invocamos al gran creador cuando
invocamos a nuestra propia creatividad,
y esa fuerza creativa tiene el poder de cambiar nuestra vida,
colmar nuestros destinos y responder a nuestros sueños.